

Quizás lo más interesante de la charla no es solo el contenido
explicito de la labor arquitectónica,
sino la coherencia que Armstrong muestra entre sus intereses personales y el
deseo de crecer como sujeto dinámico junto al
compromiso ético de la profesión.
Nos resulta admirable la necesidad constante de conocer nuevos horizontes y potenciar su agencia profesional, por medio del contacto con profesionales de otras nacionalidades y con realidades diferentes, donde las habilidades sociales y de comunicación, de códigos arquitectónicos, pese a las brechas culturales, permiten aunar conceptos y desarrollar proyectos atingentes a las demandas de los potenciales mandantes. Por otro lado, nos gusto el hecho de mostrarse siempre receptivo y flexible a incorporar sugerencias externas, a no desmotivarse por inconvenientes en el proceso creativo, de modelación y ejecución de la obra, es digno de imitar.
Es muy importante la forma en cómo de forma concreta,
Armstrong da cuenta de la necesidad de conocer y respetar la relación que hay
entre el hombre y los espacios que habita y donde se espera que haya una buena calidad
de vida, donde el diseño constructivo no solo resulte novedoso por lo atrevido
o no de la propuesta, sino mas bien por la eficiencia y utilidad del mismo, ser
consciente de la forma en cómo la obra convive con su entorno, velar por la
forma en cómo se adecua a planes de regulación, a como nos hacemos cargo del
desarrollo urbano y las nuevas formas de habitad humano.
Es loable la forma en cómo Emilio nos invita a volver a nuestras
raíces y lugares de formación inicial, de modo de poder poner a disposición de nuestras
comunidades lo que hemos aprendido o experimentado en diferentes nichos
laborales y hechos de vida personales.
Dispone de un tiempo importante en su presentación, para referirse
de forma específica a la reconstrucción
de la zona costera de la octava región y como pese a que existe critica por
lentitud de las acciones remediables, según su punto de vista se han ejecutado
cambios relevantes como el cambio de 18 leyes, 7 decretos y tres etapas de
planificación y acción de diferentes ministerios y consultoras, que en
resumidas cuantas han abierto caminos para poder ayudar a levantar ruinas y
desarrollar proyectos que mejoren la calidad de vida de las familias afectadas
por terremoto.
Finalmente, sientimos que quizás nuestra tarea como arquitectos es ser responsables en uso de diseños, materiales y tecnología sustentables que de alguna manera nos permitan desarrollarnos pero también cuidar y resguardar los espacios construidos y en especial la naturaleza o los espacios físicos en donde se emplacen nuestros proyectos.
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